SÓLO CRISTO PUDO CURAR MI MAL

La historia que tenemos por delante, es el caso de un hombre oprimido por un misterioso mal y hundido en las densas tinieblas de la idolatría. Conozca como Cristo lo libertó trayendo salvación, salud y gran bendición a su vida, porque... 

PARA DIOS NO HAY NADA IMPOSIBLE

“cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él” (Hechos 10:38).

Nací en Caracas en 1961, en un hogar bajo la “religión popular”, mis padres me enseñaron que todos allí éramos de esa religión, y yo seguí esas creencias. Ya adulto, mi vida era un desastre entregado a los goces temporales de este mundo, cuando de repente me vino una dolencia en mi cuerpo. Y comencé a visitar muchos médicos, me realizaron variedad de exámenes pero no pudieron dar con el mal que yo tenía.

Una compañera de trabajo  me llevó a una hechicera y me dijo que yo tenía una brujería. Como no vi resultado busqué y consulté a otros brujos que tenían fama de ser mejores, porque  buscaba la cura para mi mal. En vista que no mejoraba, me llevaron a la montaña de Sorte (donde se le rinde culto a una deidad pagana, María Lionza, en el Estado Yaracuy), allí me hicieron “baños”, me “ensalmaron”… pero tampoco pudieron curar mi mal.

A causa de esto, levanté en mi casa un altar de ídolos, pero mi dolencia no desaparecía.

Escuché de una famosa “iglesia” llamada “Oración Fuerte a…” (yo la llamo oración fuerte al bolsillo) en este lugar ofrecían curar todo tipo de enfermedades, asistí y estuve allí aproximadamente por ocho meses sin ver ningún resultado positivo. Ellos no pudieron con mi dolencia.

Doy gracias al Señor, que en el año 1998 conocí a un compañero de trabajo que es cristiano, él me invitó al local evangélico de la Av. Cementerio (en Caracas). Aquel hombre estuvo como tres meses invitándome para los cultos, hasta que llegó el día que yo le dije que sí iba.

Así que fui al local evangélico un precioso día viernes, esa noche realizaban culto de oración, la reunión estaba bien concurrida, quedé impresionado por las oraciones y por la Palabra. Así que decidí continuar asistiendo, escuchaba las predicaciones y las enseñanzas en los estudios y en la clase bíblica. Quedé impresionado por 1ª Pedro 1:17 y Filipenses 3:17 “¿Cual será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?” “…el fin de los cuales será perdición…”

Como a los seis meses de estar asistiendo, salí una noche impresionado por una predicación y llegue a mi casa y allí fue donde acepté al Señor Jesucristo como mi Salvador Personal, con relación a mi enfermedad yo le dije al Señor: “ya no visito más médicos, ni más hechiceros, esta dolencia te la pongo en tus manos…” 

Y ya han pasado 14 años desde aquel día, y no se lo que es visitar a un médico, porque el Señor si pudo con mi dolencia… Los médicos no pudieron conmigo, los brujos tampoco, sólo Cristo pudo, y Él también ablandó mi corazón de piedra.

Con relación al altar de ídolos que tenía en casa, lo destruí, y le dije a mi esposa que se deshiciera de ellos. El Señor en su gran amor me ha bendecido no sólo con la salvación del alma y la salud, sino que lo más bello fue que mi hijo, mi hija y mi esposa también recibieron al Señor. Amigo(a) si no lo has hecho, recibe a Cristo como tu Salvador y Señor, y recuerda que para Él no hay nada imposible.

Hno. Leopoldo Castillo (adaptado)