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Se cuenta que en México, había un hombre que llamaban “Juan sin Miedo” (como el personaje principal de una famosa fotonovela de los años 70). Este era alto y fuerte, y siempre estaba metido en peleas y pleitos... era famoso por no tener miedo a nada... aparentemente.

Pero Juan si le tenía miedo a algo, era a la muerte. En una ocasión le propusieron que a la medianoche atravesara un viejo cementerio donde supuestamente salían “fantasmas”. Él  tuvo que emborracharse para hacerlo. Al otro día al recuperase de la borrachera, fue a un templo católico, las personas lo veían asustado, tal como entró así salió y se sentó en la plaza.

Una señora cristiana evangélica se le acercó y le dijo: “te veo muy asustado”. Y él le dijo: “anoche estuve con los muertos y pensé ¿Qué será de mi cuando yo sea uno de ellos? ¿Qué me espera a mí en el más allá?”

La señora le dijo: “Juan, la Biblia señala: “Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio” (Hebreos 9:27) es decir después de la muerte tenemos que dar cuenta delante de Dios por nuestros hechos. Y la Biblia también dice que “no hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). Es decir todos hemos fallado… “Por cuanto todos pecaron están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Y ninguno por sus mismas obras saldrá aprobado delante de Dios”.

Y prosiguió la señora: “Pero Dios en su gran amor envió a su Hijo Jesucristo, para morir por ti y por mi, la Biblia dice que “...para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Hebreos 23:14-15). Por lo tanto, el pecado nos hace esclavos del diablo y nos lleva al Infierno (lugar de tormento), pero Cristo vino a perdonarnos y limpiarnos de nuestros pecados, por eso Él ocupó nuestro lugar en la cruz del calvario y derramó su sangre, la cual tiene poder para limpiarnos de todo pecado”.

Y ella finalizó diciendo: “Juan si ahora mismo te arrepientes de tus pecados y aceptas a Cristo  como tu Salvador personal, serás salvo del infierno, y ya no le tendrás miedo a la muerte, porque tendrás la total seguridad de que iras al cielo al partir de este mundo”. Juan no desaprovechó el llamado de Dios y allí mismo se convirtió a Cristo de todo corazón... y desde ese momento ¡Dejó de temer a la muerte! ¿Y tú amigo(a) lector(a)? ¿Todavía le temes a la muerte?


 

¿Dónde te encontraras después de la muerte?

 
Escrito por Carlos Sequera

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