En la oscuridad de la noche caminaba rumbo a su casa, había salido tarde del trabajo, tenía muchas responsabilidades. Entró al barrio donde vivía y le tocó subir a pie porque ya no quedaba transporte en la parada a causa de la hora. En eso, oyó un grito sobre su cabeza: ¡¡Viene una pandilla de malandros a enfrentarse en el barrio!! ¡¡Escapa por tu vida!! Subió la cuesta del cerro corriendo con todas sus fuerzas, cuando comenzaron a pasarle por el lado las motos que bajaban rumbo al enfrentamiento. Llegó temblando a su casa y desde allí escuchó las detonaciones de las armas que disparaban sin cesar. Pero ya estaba seguro. Había llegado a casa.

Si bien, este relato es semejante a lo que viven hoy en día muchas personas en nuestro país. Hubo un hombre llamado Lot que le pasó algo similar hace muchísimos años. Pero, no fueron malandros, ni tiros. Fueron dos ángeles enviados para sacarlo de la lucha que Dios mismo tendría contra la ciudad donde Lot vivía. ¡¡Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni pares en toda esta llanura; escapa al monte, no sea que perezcas.!! Le dijeron. Y Lot fue obediente, corrió hasta llegar al lugar seguro.

¿Sabes querido lector? Estás en un peligro similar. El Dios de los cielos ha hablado, testificado contra ti y ha determinado un día no muy lejano en que te castigará por todas las maldades que has hecho en secreto y en público, Él conoce TODAS tus obras, ante Él tus buenas obras serán como trapos de inmundicia y nadie podrá mantenerse en pie cuando llegue el día de Su Ira. ¿Te arriesgarás a sufrirla?

Sé sabio y ESCAPA POR TU VIDA. Refúgiate en Aquel que dijo: “El que oye mi Palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida” Juan 5:24. Este es Jesucristo, Dios mismo en persona que, buscando tu bienestar ha provisto un refugio. Él es quien sufrió toda la ira de Dios siendo inocente, para que nosotros, podamos correr a refugiarnos en Él.

 “y la sangre de Jesucristo Su Hijo, nos limpia de todo pecado” (1ª Juan 1:7)

Pedro Peña(h)