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 “Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no te olvides...; no la dejes, y ella te guardará; amala, y te conservará”

(Prov. 4:5-6).

"Tengo Novia"

 

Es una expresión que suele oírse en boca de algunos adolescentes  (nos referimos,  entre el amado pueblo de Dios),  la cual no siempre tiene un sentido cónsono con el hecho de conocer la voluntad de Dios en relación a un tema tan crucial como lo es el matrimonio. En tal sentido y bajo tal preocupación, queremos hacer algunas preguntas (y sugerir sus respectivas respuestas) en procura de ayudar a la juventud creyente al respecto:

 

1.- ¿Es el tiempo de Dios?

Pues la Palabra dice que “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Ec. 3:1). A Sara y Abraham les fue mal por querer adelantar el tiempo de la llegada del hijo prometido e, igualmente,  el rey Saúl perdió el trono por no esperar, sólo un poquito, hasta que llegase el profeta Samuel (1º Sam. Cap. 13). Recordemos que la voluntad de Dios tiene que ver con hacer LO QUE él dice, COMO él lo dice y CUANDO él lo dice. En este aspecto, el Señor, en los días de su carne, fue el ejemplo perfecto de una plena obediencia en sintonía con el tiempo que el Padre tenía en su potestad. Así, el lector puede ubicar en los evangelios las veces cuando se hace referencia al Señor  atado a las expresiones “aún no ha venido mi hora” y “aún no había llegado su tiempo”, etc.

 

2.- ¿Cuál es el propósito? 

Algunos lo único que quieren es “pasar el tiempo”, indicando con ello un muy pobre criterio sobre ese tesoro (el tiempo) y un muy escaso entendimiento del significado de interactuar o interrelacionarse con otra persona del sexo opuesto, afectando, tal vez de por vida, la sensibilidad afectiva de la otra parte, para no llegar a nada (pues no era el propósito), negando con ello la consideración y el amor hermanable que corresponde a los que somos de Cristo.  Cómo hemos invertido el tiempo aquí, sin duda, tendrá su repercusión en la eternidad. De modo que el consejo divino es: “aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” ( Ef. 5:16).

 

3.- ¿Cuáles son los criterios para el noviazgo? 

El mundo tiene sus “criterios” en asuntos morales, siendo el principal de ellos “Prohibido prohibir”. No así Dios y su Palabra y, por tanto, no así todo aquel que diga ser del Señor. “Consérvate puro” (1ª Timoteo 5:22) le dice el apóstol a su joven compañero de milicias y, ciertamente, aun cuando el contexto de la expresión es otro, no pecamos si lo relacionamos con la vida del creyente en todos los aspectos de la vida, incluido el de naturaleza afectiva. A propósito, es el mismo apóstol quien recomienda a Timoteo tratar a las jovencitas “con toda pureza” (1ª Timoteo 5:2), siendo, como está escrito, que “la voluntad de Dios es nuestra santificación” y que “nos apartemos de fornicación” (1ª Tesalonicenses 4:3) y de toda impureza. Así, las caricias íntimas durante el noviazgo constituyen una falta de respeto y es falta de temor a Dios, pues el amor no hace nada indebido, ni se goza de la injusticia. Transgredir en esto ha llevado a muchos jóvenes a manchar sus testimonios con la fornicación, y a comenzar (si es que se casan) una vida matrimonial con una sombra moral que no ayudará a la felicidad de la pareja.

 

4.- ¿A escondidas o es algo formal y con conocimiento y consentimiento de los padres?

Esconder (o esconderse) es algo que no goza de buena reputación en muchas de las porciones claves de Las Sagradas Escrituras. Así, Adam se escondió en el huerto después de su caída y aquella mujer de la parábola (Mateo 13) la encontramos escondiendo levadura en tres porciones de harina. Al respecto, es principio Neo-testamentario que “todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz,  para que sea manifiesto  que sus obras son hechas en Dios” (Juan 3: 20, 21). Por otra parte, tener en cuenta a los padres (si son in-conversos) será de muy buen testimonio y, a la vez, una oportunidad para conversar con ellos  sobre lo que es la vida del creyente y los principios que la Biblia provee para él. Si los mismos son creyentes, mucho más habrá de mostrárseles respeto y comunión en el asunto, ya que está escrito:  “Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa;  PARA QUE TE VAYA BIEN, y seas de larga vida sobre la tierra” (Ef. 6:2,3).

 

5.- ¿Cuál ha sido la razón, el motivo, la causa de tener novia?  

En muchos aspectos de la vida, los seres humanos corremos el riesgo de hacer cosas, sencillamente, porque otros las hacen y, por supuesto, es posible que muchos jóvenes tengan novia por sumarse a la corriente y así no desentonar con el ambiente prevalente, olvidando, en efecto, que cada creyente tiene una responsabilidad personal ante su Dios y que Dios trata en específico con cada uno de los santos, tal como el mismo Señor le indicó a Pedro, al decirle: “Si quiero que él (Juan) quede hasta que yo venga, ¿qué a ti? SÍGUEME TÚ” (Juan 21:22). Recordemos, en este sentido,  que Josué y Caleb no se sumaron al informe pesimista que la mayoría (10 de ellos) de los espías trajeron al campamento de Israel para sembrar desánimo y esparcir desconfianza en el Dios que los había sacado de Egipto.

 

6.- Si el noviazgo tiene visos de seriedad y la tendencia es hacia el matrimonio, ¿están echadas las bases materiales?

¿Hay un lugar donde vivir? ¿Hay un trabajo que garantice la manutención de esposa e hijos? Al respecto, recuérdese que (Génesis 2:24) el ideal de Dios no es que los recién casados vivan CON sus padres, en cuanto a espacio físico; ni, tampoco que vivan DE sus padres, en cuanto al aspecto monetario. Una hermana nunca podría ser juzgada de “interesada” por preguntar al pretendiente acerca de estas cosas, pues son elementos de muchísima importancia cuando de matrimonio se trata, y, claramente el varón debería estar muy convencido que uno de sus roles es SUSTENTAR y CUIDAR (Ef. 5:29) a quien el Señor le ha de dar por esposa.

 

7.- ¿Hay la plena convicción que el asunto es la voluntad de Dios?

Sin duda, es esta la cuestión más importante sobre el tema que estamos tratando y, sabiamente, ningún creyente debería moverse ni un centímetro hacia el matrimonio sin tener la plena convicción que ello es la voluntad de Dios y que EL o ELLA es la segura provisión del cielo para sí. Tocante a esto, es hermoso leer la respuesta de Labán y Betuel al criado de Abraham, cuando éste les preguntó si permitían que Rebeca fuese llevada a Isaac. Ellos respondieron: “De Jehová ha salido esto” (Gén. 24:50). Igualmente, quienes defendieron a Jonatán de Saúl su padre, le dijeron: “… ha actuado hoy con Dios” ( 1º Samuel 14:45). Por tanto, querido joven, recuerda que caminar en sentido contrario a la voluntad de Dios trae lágrimas y pérdidas espirituales tan estimables que tendrán su consecuencia, incluso ante el Tribunal de Cristo; mas la buena voluntad de Dios es “agradable y perfecta” (Romanos 12:2).

                                                                                      Escrito por Gelson Villegas

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