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Don José Hereira

“Si el Hijo (el Señor Jesucristo) os libertare, seréis verdaderamente libres”

(Juan 8:36)

SU NIÑEZ

Benjamín Donquis nació en Tucacas (Edo. Falcón), en un hogar muy pobre, su padre en aquel tiempo practicaba la magia negra y había altares con ídolos en su casa. Siendo un niño de cinco años, escuchó una voz que provenía detrás de un ídolo, eran voces provenientes del mundo de los demonios, le decían palabras engañosas “serás un dios espiritual” y le proyectaban en su mente ideas siniestras y malsanos pensamientos. 

Con relación a su conducta, fue un niño extremadamente perverso tanto en la casa, como en la escuela, y en la calle… su madre le castigaba cruelmente, los maestros le aplicaban fuertes disciplinas…El duro trato no lo enmendó sino que le endureció traumatizando su vida…Se sembró en él la semilla del odio. 

UN JURAMENTO DE ODIO 

El jovencito Benjamín, fue expulsado de la escuela, se fugó de la casa, y comenzó a consumir sustancias alucinógenas. Él al ver como lo despreciaba la sociedad, hizo un terrible juramento: “si nadie me quiere yo tampoco voy a querer a nadie”  y se prometió él mismo a que “no tendría misericordia de nadie, que nunca más lloraría… que se vengaría de todos, que emplearía todos los medios a su alcance para destruir y dañar… que se deshumanizaría hasta convertirse en un demonio en carne”.

Aquel joven, dominado por el odio e influenciado por fuerzas diabólicas, se entregó a una miserable vida: se dejó crecer el afro como una sombrilla, dormía en las alcantarillas, en las plazas y montes, comía desperdicios… Le apodaron “El Minche” y llegó a organizar una pandilla de delincuentes sanguinarios, donde llegó a caer preso. En una ocasión cuando fue llevado a compadecer ante una juez, esta al verlo se horrorizó y dijo: “huy… parece un animal diabólico”. Benjamín llegó a completar 63 entradas a diferentes centros  correctivos (en las cuales siempre lo ubicaban en las zonas de alta peligrosidad). En diversas ocasiones fue abaleado, algunas gravemente, pero siempre logró sobrevivir.

NO  LO  PUEDEN CAMBIAR

Tanto sacerdotes de la iglesia católica, como el servicio militar, procuraron enderezar su vida, pero fracasaron rotundamente, no pudieron cambiar su corazón de odio, sólo Dios podía hacerlo. 

EN  DENSAS  TINIEBLAS 

Benjamín conoce a un hombre llamado Salomón quien le mostró como obtener poder a través del mundo del espiritismo y así él se va a la montaña de Sorte en Yaracuy. Asi relata él su experiencia en ese lugar:

“…oía gritos espeluznantes y sobrios, toques de tambores… Al llegar fui iniciado en ese mundo tenebroso. Me practicaron un rito bautismal... Hice un pacto de sangre con la Diosa de Sorte a cambio de “poder”… Visité los lugares más espantosos de Sorte. Entré en contacto directo con Satanás. Recibí poderes de adivinación. Luego realicé otras prácticas de hechicería para lograr desaparecerme a mi antojo. Participé en la inmolación de sacrificios de animales y humanos. Conocí las oraciones del tabaco y el arte del manejo y secreto de las barajas... allí en Sorte el diablo utiliza todos los artificios paganos de la religión para hacerse adorar como «un dios» bueno... La Biblia dice: “Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras” (2ª  Cor. 11:14-15)”.

ENFRENTANDO  UN  PODER  MAYOR

Ahora Benjamín poseía los poderes de los demonios para seguir haciendo sus fechorías. Pero en una ocasión, de nada le sirvió estos “poderes”, eso sucedió cuando  le llamó la atención una mujer (era cristiana evangélica) y trató de secuestrarla pero fracasó, le montó “trabajos” para embrujarla y así dominarla y nuevamente fracasó, le pidió a las potestades diabólicas ayuda (para desanimarla) con demonios con poderes espantosos que lo estremecían a él mismo… pero todo fracasó, ella tenía un poder mayor… el poder de Dios. Benjamín señala que ella  tenía tres armas muy eficaces: la oración, la lectura de la Biblia y el congregarse (asistir regularmente a una congregación evangélica).

UNA GRAN SORPRESA

Antes de realizar un rito satánico en el que él seria sacrificado para unirse definitivamente a María Lionza (y sin saberlo perderse para siempre en el Infierno), tenia que entregarle a Satanás la vida de uno de sus padres, así que viajó a Tucacas, pero allí se llevaría una gran sorpresa. Así lo relata Benjamín:

  “…no pude lograr mis diabólicos planes. La casa (de mis padres) estaba protegida por un poder superior al mío. Si no pude matar a mi madre, menos pude hacerlo con mi padre. Él era un hombre piadoso. Mi papá era evangélico, quise matarlo con un puñal, pero una fuerza superior me frenaba. Lleno de ira, le quité la Biblia, la despedacé; le rompí todos los textos bíblicos que tenía en las paredes de la casa. Finalmente, le di un empujón, y cuando iba saliendo, me dijo: “Hijo, el diablo te tiene bien agarrado, pero la Biblia tiene algo bueno para tí”, y en seguida me citó un texto sagrado, me dijo: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16). Esas palabras me aturdieron, quise olvidarlas, pero me taladraban y martillaban el alma... Fui sobrecogido de una terrible angustia, en mi alma se libraba un titánico combate. Consumía dosis excesivas de drogas para olvidar el efecto penetrante del texto bíblico Juan 3:16,  preso de mortal angustia opté por el suicidio. Intenté quitarme la vida varias veces y de muchas maneras” ( pero Dios le preservó).

CONOCE LA LIBERTAD

El 2 de Mayo de 1979 a las 12 del día encontrándose en Valencia, solo y desesperado; cayó de rodillas y angustiado dijo: “Dios, si tú me quieres, como dice el versículo de Juan 3:16, ayúdame a amarte, porque yo no te quiero. Todos me desprecian y temo que tú también me rechaces. Me siento solo...” Y clamó: “Señor Jesucristo, perdóname”. Y comenzó a llorar como un niño… recordó el juramento que había hecho: que jamás lloraría ni amaría a nadie. Pero dijo estas preciosas palabras: “Señor Jesucristo te amo”, y al fin sintió en su alma el amor del Señor… Benjamín relata que: 

“Me sentí despojado de todos mis pecados...  Aquel día domingo fui a una congregación evangélica a confesar mi fe... Como era buscado por la ley, sentí mi deber de presentarme ante la justicia para dar cuentas de mis hechos, en base a mi nueva vida fui absuelto por las autoridades. Han pasado 34 años de mi conversión a Cristo, el Señor transformó radicalmente mi vida...”

Tiempo después de haber creído, Benjamín conoció aquella mujer cristiana que no pudo “embrujar”, pero ahora en los caminos del Señor, todo fue diferente, Dios en sus maravillosos propósitos los unió en matrimonio y les ha dado dos hijos… Y que hermosa es la vida que Cristo da… para él no hay cadenas que no pueda romper, incluyendo las pesadas cadenas del satanismo. Si algún lector reconoce que se encuentra atado por el odio, miedo, placeres pecaminosos, espíritus inmundos… Nuevamente le señalamos esta gran verdad: el Señor Jesucristo  (Dios Todopoderoso) le ama con amor puro y verdadero, Él es el único que puede liberarle porque para Él no hay nada imposible.

Entregando el Pan                                            

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